miércoles, 24 de septiembre de 2014

DM2.-Capitulo 30.-"Tregua"


"Hay historias de amor que terminan como empezaron, dejandonos con mas preguntas que respuestas"  
En la recamara principal de Altamira, se encontraba Santos cómodamente en su cama, sumido en el más profundo sueño, después de varias noches sin poder descansar como se debía, esa noche lo había logrado. Santos se movió entre sus sabanas un poco, con la intención de seguir durmiendo, pero sus intenciones se vieron frustradas cuando escucho un fuerte grito que provenía de la habitación de Adriana…Santos salto de la cama como resorte y salió corriendo a la habitación de Adriana
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En el Miedo, Bárbara estaba sentada en la mesa del comedor, vigilando que tanto Barbarita como Félix terminaran de desayunar, mientras Casilda le servía su taza de café
 -Qué bueno que regreso, Doña-dijo Casilda después de servirle su café, Bárbara le dio un sorbo-Las cosas no son iguales sin usted-confeso la empleada de la hacienda, Bárbara la miro extrañada
-No te agrada la nueva señora de Altamira?-ironizo Bárbara mientras miraba a sus hijos de reojo
-Ojala fuera solo eso-dijo Casilda con un ademan de manos-Es el patrón Santos, no es feliz con la señora Adriana, no se le como antes-dijo con pesar, Bárbara arqueo una ceja
-Pues lo disimula bastante bien, comienzo a entender por qué es abogado, las mentiras le salen tan natural-dijo Bárbara arqueando las cejas y riendo divertida
-Tan temprano y ya estamos viboreando a alguien?-pregunto Sofía apareciendo en el comedor, con su habitual sonrisa de despreocupación, y se acercó a los mellizos-Buenos días, Casilda-la saludo Sofía con una sonrisa
-Siempre tan sutil, Sofía-rio Bárbara negando con la cabeza al verla tomar asiento
-Le sirvo el desayuno, señorita?-pregunto Casilda, Sofía lo pensó un par de segundos y asintió
-Entonces ya les traigo el desayuno a las dos-dijo Casilda antes de encaminarse a la cocina.
-Me encanta quedarme en tu hacienda, aquí si me tratan bien-rio Sofía-En casa de mi primito, ya casi me ponen a cocinar a mí-se quejó Sofía, Bárbara rio levemente-Pero dime, tu porque amaneciste tan feliz? Esa sonrisita me dice que algo hiciste-dijo Sofía perspicaz
-Yo?-pregunto Bárbara pícaramente-Nada, Sofía, solamente…es un bello día-rio Bárbara divertida, Sofía arqueo las cejas y sonrió divertida, Bárbara arqueo las cejas bajo la mirada interrogante de Sofía.
-Por dios…-dijo Sofía rodando los ojos y negando con la cabeza-Que hiciste, Bárbara?-pregunto Sofía con un gesto de resignación, Bárbara arqueo las cejas y se llevó su taza de café a los labios
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Santos entro corriendo y casi estrellando la puerta de la habitación donde estaba Adriana, al entrar se quedó paralizado cuando vio a Adriana recostada en la cama y con una víbora en la cama, paseándose libremente por sus piernas, y a Adriana con un gesto de terror en el rostro
-Por dios…-Santos se quiso acercar pero la aparición de las terneras y Pajarote lo detuvo-Adriana, no te muevas-dijo Santos tratando de mantener la calma
-Esa si es una víbora de las grandes-dijo Pajarote con una mueca de asombro, Santos lo miro matadoramente, mientras Adriana contenía las ganas de volver a gritar
-Pajarote, no ayudes tanto-se quejó Santos nervioso-Mejor ve por un saco y trae una escoba, una pala, yo que sé, algo para sacar a esa víbora-dijo Santos, Pajarote salió corriendo y Santos se acercó a donde estaba Adriana.
-A cuál de las dos víboras?-pregunto Genoveva por lo bajo a Gervasia, ambas rieron por lo bajo, aunque si tenían cierto terror a estar en la posición de Adriana.
 
-Santos, Santos…me va a morder-dijo Adriana sintiendo como la víbora pasaba de sus piernas a acercarse a sus brazos y volvía a moverse, tensa por completo-Mi amor!-grito Adriana al sentir a la víbora moverse, Santos se acercó y trato de calmarla
-Quédate quieta, solo no te muevas-dijo Santos cerca de ella, justo cuando Pajarote apareció con un saco y unas pinzas para poder apartar a la víbora de Adriana, Santos las tomo y Pajarote tomo el saco
-Santos!-grito Adriana cuando sintió que la víbora enterraba sus dientes en su piel y comenzaba a correr el veneno, el dolor fue fuerte y su grito estremecedor, Santos se aseguró de apresar rápidamente a la víbora y con cuidado de no soltarla y no ser mordido la metió en el saco, Pajarote lo cerro, haciendo que las terneras se apartaran de su camino para sacarla de la hacienda
-No te muevas, muchachas, vayan a decirle a los peones que llamen al doctor, que lo traigan ya!-grito Santos, las muchachas asintieron
-Santos, me duele-se quejó Adriana tocándose la pierna afectada, Santos torció el gesto, estaba sin saber qué hacer, los nervios de ver a Adriana con una mueca de dolor y ver la herida en su pierna lo estaban descontrolando
-Vamos, te voy a llevar, será más rápido-dijo Santos antes de cargarla y sujetarla bien, para después salir del cuarto rápidamente  para llevarla al consultorio de Arias.
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Bárbara estaba en la sala del Miedo, sentada en el sofá de la sala leyendo unos documentos, mientras los mellizos estaban entretenidos jugando con sus juguetes sobre la alfombra que les habían puesto en el suelo de la sala.
-Buenos días, mi amor-dijo Ángel que venía entrando a la hacienda, con una sonrisa de descaro puro y burla, mirando a Bárbara quien torció el gesto y no se molestó en mirarlo, Ángel se fijó en los mellizos que jugaban en la alfombra-Y buenos días al par de...fierecitas-dijo Ángel con un gesto de buscar alguna palabra y no encontrarla, los mellizos lo miraron un segundo y Ángel arqueo las cejas, como si lo entendieran pensó.
-Eran buenos, ya no-dijo Bárbara dejando de lado sus papeles y levantándose del sofá
-Siempre tan cariñosa conmigo, devoradora, eres tan tierna-dijo Ángel con un gesto de burla al rodar los ojos y encogerse de hombros
-Como no serlo, Angelito?-pregunto Bárbara con sarcasmo-Si te lo mereces-sonrió Bárbara descaradamente, Ángel arqueo una ceja y se acercó un paso más, hasta rozar sus labios
-Y no me merezco que me agarres a fuetazos? O quizá…arañazos?-pregunto Ángel mirándole el escote con descaro, Bárbara sonrió levemente
-Mejor a tiro limpio, un poquito de plomo te sentaría de maravilla-dijo Bárbara siguiéndole el juego, Ángel rio y se apartó, mirando a los mellizos, se agacho para ponerse a su altura
-Saben, peques?-dijo Ángel señalando a los mellizos, captando la atención de ambos niños-Si alguna vez hacen enojar a su madre…Espero que aprender a correr rápido, tómenlo como un consejo, enanos-dijo Ángel con una mueca de burla, ganándose una mirada matadora de Bárbara, Ángel se levantó y se fijó en Bárbara
-Ya te vas o vas a seguir arruinando mi día con tu insoportable presencia?-pregunto Bárbara con las manos a la cintura, Ángel arqueo una ceja
-Es tentadora la oferta de hacerte miserable la existencia un poco más pero no, ya me voy-dijo Ángel encaminándose a la puerta, Bárbara lo miro sin entender su visita-Ah cierto, en la noche paso por ti y el par de…-Ángel miro a los mellizos y sonrió-Pequeños diablillos para llevarlos a mi hacienda, ya mande a que preparan las habitaciones-dijo Ángel antes de sonreír con satisfacción y salir del Miedo, dejando a Bárbara con una mueca de frustración.
-Ya veremos quien hace miserable a quien, desgraciado-se dijo Bárbara para sí misma, solo necesitaba tiempo y paciencia, sobre todo aprender a controlar sus niveles de paciencia, se dijo con ironía al negar con la cabeza.
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Santos llego al dispensario de Arias con Adriana en brazos, en cuanto llego paso corriendo y siguió las indicaciones de Arias, la dejo sobre la camilla y tuvo que esperar a que Arias le diera razones de Adriana o lo dejara pasar a verla, la había visto demasiado pálida y se quejándose del dolor de la pierna…Santos daba vueltas por el dispensario como león enjaulado, no podía creer lo que acababa de suceder, y solo rogaba que Adriana estuviera bien…
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Alonso y Fabián entraron al Miedo, topándose con los mellizos en el suelo jugando y Bárbara dando vueltas por toda la sala, Alonso y Fabián arquearon las cejas y se miraron unos segundos
-Donde están mis sobrinos consentidos?-pregunto Alonso riendo y extendiendo sus brazos al agacharse para saludar a los mellizos, ambos se levantaron y corrieron a él, abrazándolo-Ustedes están cada día más grandes, terremotos-rio Alonso besándolos a ambos
-Y más guapos, vengan acá par de ingratos-rio Fabián al acercarse, y jalar a los mellizos haciéndolos reír, Alonso se levantó y se fijó en Bárbara quien los miraba ausente, Alonso rodo los ojos y negó con la cabeza
-Ahora que hiciste?-pregunto Alonso cruzándose de brazos, Bárbara torció el gesto-Sofía nos contó algo, así que…Que hiciste?-pregunto Alonso, Fabián se acercó a ambos y sonrió
-Victima?-pregunto Fabián cruzado de brazos-Adriana…Ángel…Santos?-pregunto Fabián divertido, ganándose una mirada matadora de Bárbara y un golpe en el pecho por parte de la castaña
-Doña!-los tres se voltearon a mirar a León que acababa de entrar a la casa, Bárbara le hizo un gesto para que hablara-Ya están ahí, el doctor Santos se quedó con ella-dijo León con su habitual tono, Bárbara esbozo una leve sonrisa
-Quiero mi caballo listo-dijo Bárbara sin más, León salió de la casa de inmediato
-¿Qué le hiciste a Adriana?-preguntaron casi al mismo tiempo Alonso y Fabián, Bárbara negó con la cabeza
-Nada que les importe, par de chismosos-dijo Bárbara riendo, antes de ir a buscar a Casilda y las terneras para que cuidaran a los pequeños mientras ella salía.
-Ya nos llegara la noticia-dijo Alonso rodando los ojos, Fabián asintió.
-O quizá una invitación a funeral-rio Fabián con ironía, Alonso sonrió.
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Bárbara desmonto su caballo un poco antes de llegar al consultorio de Arias, se tomó un par de minutos y se dio cuenta que Santos salía del lugar con mala cara, Bárbara arqueo las cejas y agradeció su suerte y cuando lo vio alejarse lo suficiente se apresuró a entrar al lugar
-Doña, que hace aquí?-pregunto Arias al verla a medio camino de entrar al consultorio donde estaba Adriana-Santos se fue?-pregunto al no encontrarlo

-Santos salió un momento, y no, no sabe que estoy aquí-dijo Bárbara al notar la mirada desconfiada de Arias, quien asintió-Tranquilo, doctor, no vengo a matar a nadie-dijo Bárbara con una sonrisita de descaro-A menos que la paciente me obligue, claro-dijo Bárbara con tono de burla
-Doña, no puedo dejarla pasar-dijo Arias con seriedad, Bárbara asintió

-No le pedí permiso-dijo Bárbara cortante, Arias rodo los ojos-Escuche, doctor, yo le puedo salvar la vida a esa estúpida que tiene ahí moribunda-dijo Bárbara con las manos a la cintura y gesto de mala gana-Si no tengo mal la información, a Adriana la mordió una víbora, no?-pregunto Bárbara con un gesto de inocencia

-Así es, y de eso quería hablar con Santos, necesitamos llevarla al hospital más cercano, ahí tienen más posibilidades de curarla, hay antídotos para estos casos-dijo Arias serio, Bárbara asintió
-Y si yo le dijera que tengo esa medicina, me dejaría pasar?-pregunto Bárbara inocentemente, Arias la miro incrédulo
-Doña, que tuvo que ver usted con esto?-pregunto Arias, Bárbara negó con la cabeza
-Nada, doctor, solamente…quiero ayudar-dijo Bárbara con todo el sarcasmo que pudo-Y por favor, que Santos no se entere que estoy aquí-dijo Bárbara antes de hacer un lado a Arias y pasar al consultorio donde se encontraba Adriana.
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Bárbara entro al pequeño consultorio con sus aires de altanería, y una sonrisa amplia de descaro al ver a Adriana tumbada en la cama, con una mueca de dolor y bañada en sudor, Bárbara arqueo una ceja y dejo escapar una carcajada, provocando que Adriana la mirara con odio y ganas de asesinarla, Bárbara negó con la cabeza sin dejar de sonreír

 -Quien diría que entre víboras si se pueden matar-dijo Bárbara torciendo el gesto-Y yo que creí que se harían amigas-dijo Bárbara con un falso gesto de pena, Adriana tenso el gesto, el dolor y la impotencia la estaban matando.
-Lárgate, maldita desgraciada-dijo Adriana con dificultad, tensando la mandíbula, Bárbara rio
-Y perderme este espectáculo?-pregunto Bárbara con una mueca-No todos los días una puede ver a una víbora morir por otra pobre viborita-dijo Bárbara divertida, Adriana respiro profundo
-Tú la pusiste en mi cama, no sé cómo lo hiciste, pero fuiste tú, maldita!-grito Adriana enfurecida, Bárbara hizo un gesto de inocencia y se señaló a si misma
-Cómo puedes pensar eso de mí, querida?-pregunto Bárbara acercándose mas a ella y observando la mordida en su pierna, hizo un gesto de sorpresa-Eso se ve muy mal, te imaginas si tuvieran que cortártela? Auchh!-se burló Bárbara fingiendo pesar, asustando aún más a Adriana
-Largate! Lárgate!-grito Adriana desesperada, Bárbara asintió y se encamino a la puerta
-Me voy, yo que venía a traerte un regalito, pero si no lo quieres-dijo Bárbara encogiéndose de hombros, sacando de su bolsillo una botellita con líquido transparente-Tanto que me esforcé para conseguir tu salvación, lastima-rio Bárbara abriendo la puerta para irse, pero Adriana la detuvo
-Espera!-grito Adriana con frustración-Que demonios quieres, desgraciada?-pregunto Adriana controlándose y apretando la mandíbula, Bárbara sonrió y la miró fijamente
-Quiero…-Bárbara se acercó a ella y fingió pensar su petición-Quiero que me digas como demonios Ángel dio conmigo-dijo Bárbara inocentemente-Quiero que me cuentes como diablos se encontraron aquí y que es exactamente lo que pretende-dijo Bárbara jugando con la botellita de cristal, Adriana trago saliva-Si quieres esto, comienza a hablar, y rápido porque no creo que tengas mucho tiempo
-Ángel estuvo en España, desde ahí controlaba algunos negocios ilegales de su padre, lejos de el-dijo Adriana con dificultad, sudando y casi tartamudeando-Lo que me conto fue que un contacto que tiene le dijo todo de ti-dijo Adriana tragando saliva, Bárbara rodo los ojos
-Quien? Quiero nombres-dijo Bárbara perdiendo la paciencia, Adriana torció el gesto y se tocó la pierna con dolor
-Sebastián Navarro-dijo Adriana de golpe, Bárbara no lo había oído mencionar-Sé que tiene negocios, no sé qué tan legales, pero el dio contigo, y no, no es amigo de Ángel, es todo lo que se-dijo Adriana cansada, Bárbara asintió y se iba a ir del consultorio, Adriana le grito-Bárbara!
-Ah si-dijo Bárbara como si hubiera olvidado algo-Se lo daré a Arias para que te dé-dijo Bárbara refiriéndose al medicamento-Claro, habrá que ver si coincide con el que necesitas, no se mucho de medicina, pero creo que hay un antídoto especial para cada víbora, o algo así, quizá tengas suerte y sea este-dijo Bárbara con un gesto de confusión, Adriana sintió deseos de ahorcarla ahí mismo, la castaña le dio una sonrisa de descaro y salió de ahí.
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Bárbara salió del consultorio de Arias justo a tiempo para no ser vista por Santos, quien venía caminando con la mirada ausente y pensativo, el abogado entro al dispensario médico sin fijarse en cierta castaña que estaba por ahí, Bárbara se apresuró a montar su caballo y alejarse de ahí
-Arias-Santos lo llamo al entrar al dispensario, el medico se giró a mirarlo-¿Cómo sigue Adriana?-pregunto Santos preocupado
 -Justo estaba por administrarle un antídoto para el veneno de la víbora-dijo Arias señalando el consultorio, Santos no dijo nada-Hiciste muy bien en amarrarle la pierna, eso evita que el veneno corra-dijo Arias un poco nervioso, Santos asintió y el medico prácticamente salió huyendo de ahí, no quería hablar de mas, Santos no alcanzo a decir más, se paseó por todo el lugar nervioso, esperando a que Arias volviera a salir y poder hablar con él, después de varios minutos que se le hicieron eternos lo vio salir del consultorio
-¿Cómo está?-pregunto Santos con ansiedad, Arias trago saliva y asintió
-Está estable, el antídoto llego a tiempo, pero hay que esperar a ver como evoluciona-dijo Arias serio, Santos suspiro aliviado-Está un poco débil, y dormida-dijo Arias, Santos asintió
-Y como consiguió el antídoto?-pregunto Santos confuso
-En el llano es común las mordeduras de víboras y se tiene que estar preparado-dijo Arias disimulando, Santos suspiro
-Pero no hay que saber el tipo de víbora para saber que antídoto que aplicar?-pregunto Santos
-Sí, pero como Pajarote supo qué tipo de víbora era eso facilito mucho, además hace unos días hubo un caso igual-se explicó Arias, Santos negó con la cabeza-Santos no tiene caso que te quedes aquí, Adriana va a estar dormida varias horas más, por el sedante-dijo Arias nervioso
-Entiendo-Santos lo pensó unos segundos-Iré a la hacienda a darme un ducha, cambiarme de ropa, pero por favor si sucede algo avíseme, dejare a los muchachos al pendiente-dijo Santos, Arias asintió y lo observo salir del lugar.
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En el Miedo, mas específicamente en el cuarto de los mellizos Luzardo Guáimaran, el desorden reinaba, los pequeños estaban corriendo de un lado a otro, en medio de una lluvia de peluches y pelotas que se tiraban unos a otros Sofía, Alonso y Fabián, como si también fueran unos niños pequeños, todo para hacer reír a Barbarita y Félix
-Su madre nos matara por el desastre-rio Alonso al ver el cuarto totalmente de cabeza, Barbarita corrió a él y Alonso no titubeo en alzarla en brazos y cargarla sobre sus hombros, haciendo reír a carcajadas a la pequeña, quien sujetaba las manos de Alonso entre las suyas
-Está muy alto-rio Barbarita al ver hacia abajo, Alonso hizo un ademan de moverse rápido y la pequeña se agarró más fuerte de el
-Félix, tú no te salvas, muchachito!-el pequeño apenas y dio tres pasos antes de ser elevado por Fabián y cargado en hombros de él, Félix rio y se agarró fuerte de sus manos, Alonso y Fabián miraron a Sofía quien estaba cómodamente recostada en la cama y sonrieron pícaramente
-No se atrevan!-grito Sofía mirándolos acercarse con los peques, con claras intenciones de dejar a los mellizos sobre ella, pero antes de que ella pudiera moverse, o Alonso y Fabián dejar a los mellizos sobre ella, la puerta de la habitación se abrió dando paso a Bárbara, la castaña arqueo las cejas al ver la escena
-Qué edad tienen ustedes?-pregunto Bárbara al ver el desastre en el cuarto-Creí haber dejado a dos niños, no a cinco-dijo Bárbara riendo al cerrar la puerta, y acercarse a besar a sus hijos que estaban sobre los hombros de Alonso y Fabián.
-En defensa de nosotros, tus hijos son unos terremotos, no hubo forma de hacerlos quedarse quietos jugando tranquilamente-rio Sofía desde la cama, Alonso y Fabián asintieron
-Pero como saldrían tranquilos?-pregunto Fabián riendo-Si su madre acaba de llegar justamente de alguna picardía-dijo Fabián arqueando una ceja al mirarla, para después bajar a Félix a la cama y besarlo, Alonso hizo lo mismo con la niña, pero la dejo sobre la alfombra que había en el suelo
-Justo de eso quería hablarles-dijo Bárbara sonriéndole a su niña y besándola tiernamente, se acercó a la cama con la niña en brazos y tomo asiento junto a Sofía, Félix se acercó a Bárbara y la castaña lo sentó en sus piernas junto a Barbarita
-Que paso?-pregunto Alonso con curiosidad, Fabián también la miraba intrigado
-Fui a ver a Adriana al consultorio de Arias y…-Bárbara fue interrumpida por Sofía
-La mataste?!-casi grito Sofía, Bárbara rodo los ojos y Alonso y Fabián rieron por lo bajo-Que?-pregunto Sofía encogiéndose de hombros-Ya va siendo hora de que deje de fastidiar…-Dijo inocentemente Sofía, Bárbara negó con la cabeza
-Me dijo que Ángel me encontró por medio de un tal Sebastián Navarro-dijo Bárbara, Alonso y Fabián arquearon las cejas-No tengo ni idea de quien sea, solo me dijo que vive en España y que es un contacto de Ángel-dijo la castaña sin mas
-No había escuchado ese nombre-dijo Fabián torciendo el gesto, Alonso negó la cabeza-Pero puedo mover unos contactos y averiguar algo-dijo Fabián cruzándose de brazos, Bárbara asintió agradeciéndole, Sofía se levantó de la cama
-Y por qué Adriana está en el consultorio de Arias?-pregunto Alonso con curiosidad, Bárbara rio
-La mordió una víbora-dijo Bárbara con toda la seriedad que pudo, los tres sonrieron
-Increíble, quien diría que una víbora mordería a otra-dijo Sofía con un gesto de sorpresa-Y asumo que esa víbora inocente llego a la cama de la víbora mayor por pura casualidad?-dijo Sofía mirando a Bárbara con un gesto inquisitorio, Bárbara arqueo las cejas
-Se quedan a comer?-pregunto Bárbara riendo levemente, y besando a los mellizos quienes sentados en sus piernas parecían ajenos a la plática de los mayores.
-Veníamos a invitarlos a comer al pueblo, pero creo que será prudente que no-dijo Alonso rodando los ojos, Bárbara rio y asintió
-Mejor, los chismes deben de estar recién salidos-dijo Bárbara con fastidio, Alonso, Fabián y Sofía rieron.
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Santos decidió ir al Miedo en cuanto salió del consultorio de Arias, se moría de ganas por ver a sus hijos, por abrazarlos y besarlos, tanto tiempo sin ellos le había parecido una eternidad. Santos estaba entrando al Miedo cuando vio salir a Sofía del brazo de Alonso y de Fabián, los tres riendo de algo que no alcanzaba a escuchar, decidió dejar su caballo a una distancia prudente y espero a que salieran de la hacienda para entrar a la casa
-Bárbara!-Santos no recibió respuesta, se decidió a entrar a la sala y la encontró vacía, solo algunos juguetes en el sofá, Santos rio levemente y se encamino a la recamara de donde provenían algunas risas, encontró la puerta entreabierta y se asomó para ver y no pudo evitar que una amplia sonrisa se formara en su rostro al observar a Bárbara con Barbarita y Félix, los tres riendo, la castaña los besaba tiernamente y se desvivía por ellos, Santos sonreía sin poder evitarlo, hasta que un ruido proveniente de la cocina hizo que Bárbara se encaminara a la puerta, Santos se apresuró a regresar a la sala antes de que saliera
-Santos…No esperaba verte-Bárbara se sorprendió de verlo en la sala, y antes de que pudiera decir algo, Santos se le adelanto en hablar
-Me moría de ganas de ver a Barbarita y a Félix-dijo Santos con un gesto de total sinceridad, Bárbara sintió una punzada de culpa, misma que trato de ignorar-Quiero verlos, abrazarlos, quiero estar con ellos, no te imaginas como los he extrañado-dijo Santos con la voz quebrada, Bárbara asintió sin poder evitarlo 
-Están en su cuarto, puedes pasar-dijo Bárbara señalando la recamara, sin saber por qué se sentía tensa, nerviosa, quizá no estaba acostumbrada a esas situaciones y mucho menos con Santos, quien no dudo en encaminarse al cuarto de sus hijos, Bárbara dudo pero termino por seguirlo

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Santos entro a la habitación de Barbarita y Félix en silencio, los observo jugar sobre la alfombra en el suelo con algunos de sus juguetes, sonrió ampliamente y se acercó a ellos
-Papá!-Barbarita fue la primera en gritar al verlo y levantarse para correr a él, Santos sonrió aun mas y la alzo en brazos, abrazándola fuertemente entre sus brazos y besándola tiernamente, paso una mano por sus rizos castaños y observo sus ojos azules, Santos volvió a besarla
-Mi princesa!-rio Santos al abrazarla fuertemente-Estas hermosa, mi amor-murmuro Santos sin soltarla-Y te pareces mucho a tu madre, te extrañe, princesa-dijo Santos al besarla nuevamente, para luego mirar a Félix, quien solo lo miraba desde el suelo, Santos se agacho para ponerse a su altura y dejo a Barbarita jugar un rato, para fijarse en Félix-Tu no vas a darme un abrazo, campeón?-pregunto Santos acercándose, Félix lo miro mejor y sonrió, corriendo a él y abrazándolo, Santos rio y lo alzo-Ese es mi muchacho-dijo Santos abrazándolo y acariciándolo-Te extrañe, campeón-murmuro Santos besándolo-¿Cuidaste bien a nuestras mujeres, muchacho?-pregunto Santos jugueteando con él, Félix asintió y se abrazó de su papá, Santos le acariciaba el cabello
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Desde la puerta de la habitación Bárbara los observo en todo momento sin poder evitarlo, una sonrisa de ternura y con un nudo en la garganta al ver Santos tirado en el piso del cuarto jugando con sus hijos, desviviéndose por hacerlos reír y besarlos, Bárbara no dejaba de sonreír y mirarlos embobada, esa era su familia la única que deseaba y por qué la que iba a luchar
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En un restaurant del pueblo Sofía, Alonso y Fabián estaban esperando su orden de comida sentados en una mesa al aire libre, como siempre entre ellos el ambiente era despreocupado y animado
-Ya hice un par de llamadas, y espero tener resultados pronto-dijo Fabián guardando su celular en su bolsillo, Sofía y Alonso asintieron 
-Esperemos que si-dijo Sofía suspirando, Alonso sonrió al asentir
-Y si mejor vamos a la medicatura y matamos a la víbora? Es ahorramos problemas-dijo Alonso en tono de burla, Sofía y Fabián rieron
-Nada mal, primito-dijo Sofía dándole la razón-Pero pido ser quien la ahogue con la almohada, esa estúpida es una maldita-dijo Sofía con molestia, Fabián rio
-Viniendo de ti, Sofía, que te has agarrado con varias…No lo dudaría-dijo Fabián riendo, seguido de Alonso que no contuvo una carcajada bajo la mirada severa de Sofía, quien rodando los ojos se cruzó de brazos.
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Santos cargo a sus mellizos, uno en cada brazo para salir del cuarto. Bárbara lo observo y se apresuró a correr a la sala y sentarse en el sofá, justo a tiempo cuando Santos aparecía con Barbarita y Félix en brazos, el abogado tenía una sonrisa de oreja a oreja y el cabello alborotado, Bárbara reprimió una carcajada al ver su aspecto, el abogado Luzardo desarreglado era para reír en esos momentos
-Te atacaron?-pregunto Bárbara mordiéndose los labios, Santos la miro con un gesto de burla
-Tus hijos tenían que ser-dijo Santos como toda respuesta, los mellizos lo miraban inquietos, y Santos trataba de sujetarlos lo mejor posible, Bárbara arqueo las cejas
-Tomare eso como un halago, doctorcito-se burló Bárbara sonriendo pícaramente, Santos rodo los ojos
-Me los puedo llevar a dar una vuelta?-pregunto Santos a Bárbara-Verdad que ustedes quieren ir a pasear con su papá?-pregunto Santos mirando a ambos pequeños, moviéndolos para que rieran
-Parque!-gritaron ambos niños al mismo tiempo, Santos arqueo las cejas y miro a Bárbara inocentemente, la castaña rodo los ojos y rio levemente
-Claro que sí, voy por sus cosas-dijo Bárbara levantándose del sofá, Santos la observo desaparecer y devolvió su mirada a los mellizos
-Sí que es guapa su mamá, no?-pregunto Santos en un susurro, acercándose al sofá y dejándolos sobre él, ambos pequeños comenzaron a saltar mientras Santos los sujetaba-Se van a caer par de torbellinos, quietos-rio Santos tratando de detenerlos sin éxito
-Mamá!!-grito Barbarita al ver aparecer a la castaña en la sala con la mochila de los niños, Santos arqueo las cejas, Bárbara dejo la mochila en el sofá y cargo a la niña, Santos alzo a Félix
-Te portas bien, princesa-dijo Bárbara besándola, Santos tomo la mochila y se la puso al hombro, Bárbara se acercó a besar a Félix y los acompaño a la salida, Bárbara le dio a Santos a la niña y los observo salir de la hacienda, se dio media vuelta para encaminarse a su habitación
-Bárbara!-no pasaron más de 20 segundos cuando Santos apareció de nuevo en la entrada, con ambos niños tirando de su camisa, Bárbara se giró y lo miro de brazos cruzados-Y si vienes con nosotros?-pregunto Santos son algo de trabajo, Bárbara se sorprendió y no dijo nada-Claro, si quieres, si no…no hay problema, yo puedo con los terremotos-dijo Santos casi tartamudeando
-No, no es eso-dijo Bárbara saliendo del trance-Claro que sí, de todas maneras…sabía que no podías solito con tus hijos, abogado-rio Bárbara para destensar a Santos, quien arqueo una ceja
-Presumida-se quejó Santos riendo como si nada, Bárbara soltó una carcajada y lo alcanzo, tomando en brazos a Félix-Nos vamos en camioneta, no?-pregunto Bárbara mirando a Santos
-No-dijo Santos pensativo-Nos vamos a ir en caballo, tengo un plan mejor para esta tarde-dijo Santos sonriendo ampliamente, y besando a Barbarita, Bárbara lo miro curiosa, Santos no dijo nada y salió de la hacienda
-Espérame, Luzardo!-se quejó Bárbara antes de seguirlo al jardín del Miedo, torciendo el gesto al escuchar las carcajadas de Santos.
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Adriana se despertó lentamente en el consultorio, confusa y con los recuerdos borrosos a causa del medicamento que le estaban dando, tardo unos segundos en recuperar la conciencia y comprender donde estaba, se llevó una mano a la cabeza y trato de ignorar el dolor que la invadía
-Veo que ya despertó, señorita-dijo Arias al entrar al consultorio, Adriana lo miro aun desconcertada, buscaba a Santos en la habitación
-Que paso? Y Santos?-pregunto Adriana mareada y aun sin centrarse bien, Arias se acercó a ella para revisarla
-Santos estuvo aquí, pendiente y preocupado por usted-dijo Arias serio, Adriana asintió-Pero fue a Altamira, dijo que volvería-dijo el médico, Adriana torció el gesto
-Quiero verlo-dijo Adriana decidida, no le gustaba para nada que Santos no estuviera ahí con ella.
-Ya regresara, no se preocupe, ahora déjeme revisarla, señorita-dijo Arias seriamente, Adriana suspiro y asintió, no le quedaba más que quedarse tranquila.
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Santos iba en su caballo delante de Bárbara, quien al notar a donde los había llevado no pudo evitar sonreír ampliamente, en un caballo iba Santos con Barbarita y detrás iba Bárbara con Félix, el primero en desmontar del caballo fue Santos con la niña en sus brazos, para después acercarse a ayudar a Bárbara con Félix
-Sutil, Santos Luzardo, como siempre-dijo Bárbara al bajar del caballo y sostener mejor a su hijo, Santos sonrió y desvió la mirada a su hija entre sus brazos
-Es un lugar especial-dijo Santos acercándose a Bárbara, mirándola cálidamente y acaricio a Félix en sus brazos-Y era injusto que mis hijos no lo conocieran-dijo Santos con un tono de melancolía, acariciando a su nena, Bárbara sonrió y beso a Félix
-Nuestros hijos, doctor, nuestros-sonrió Bárbara apartándose de él y acercándose a la poza para mirar mejor y dejar que Félix paseara su mirada por el lugar con curiosidad, Santos sonrió y se acercó a ella, detrás de su espalda, Bárbara casi podía sentir su respiración en el cuello
-Suena más bonito cuando tú lo dices-murmuro Santos con toda la intención de estremecerla, Bárbara se giró a mirarlo y arqueo una ceja-Aquí empezó todo-dijo Santos ignorando esa mirada y mirando el agua de la poza, acercando a Barbarita y sonriendo
-Y que buena forma de empezar-dijo Bárbara entre risas picaras mientras le quitaba los zapatos a Félix y los dejaba a un lado, para dejarlo tocar el agua de la poza, Santos se sonrojo un poco y miro a Bárbara
-Bárbara, el niño está bien vestido, se va a empapar todo-se quejó Santos para ignorar el comentario de la castaña, Bárbara rodo los ojos y miro a Santos

-No seas tan aguafiestas, Félix tiene ropa en la mochila, además…no tiene nada de malo que se moje la ropa, es solo agua, exagerado-dijo Bárbara con un tono de ironía, Santos rodo los ojos-Mejor deja esa cara de abogado correcto y trae a mi hija también-dijo Bárbara, Santos sonrió un poco y asintió, se acercó a ellas
-Como siempre, Doña, usted gana-dijo Santos a su lado, quitándole los zapatos a Barbarita y bajándola junto a Félix, ambos niños ignoraron a sus padres y comenzaron a jugar con el agua, riendo divertidos, Bárbara los miraba atenta, Santos la miraba a ella, embobado
-Que tanto me ves?-pregunto Bárbara después de unos segundos, Santos arqueo las cejas, Bárbara se acercó a él y le rozo los labios, lentamente, estremeciéndolo-Temes que te suceda lo que paso la primera vez que me viste aquí?-pregunto Bárbara sonrojándolo, Santos trago saliva
-Bárbara…-Santos no pudo continuar, Bárbara lo tomo por la camisa y le planto un intenso beso en los labios, enredando sus dedos en el cabello de Santos, quien no resistió mas y la rodeo de la cintura, intensificando el beso-Esto…-Santos respiro entrecortadamente, a causa de la falta de aire
-No digas nada, no pienses nada, y solo déjate llevar-dijo Bárbara a escasos milímetros de el-Es solo una tregua, por unos momentos, ya después seguiré detestándote-se burló Bárbara con tono de broma, Santos sonrió levemente, y ahora fue el quien beso a la castaña intensamente, enredando sus dedos entre los rizos de Bárbara
-Me vas a enloquecer-susurro Santos besándola cortamente, una y otra vez, extrañaba tanto ese sabor de sus labios, esos besos intensos como solo ella lo besaba, su calor, su piel, sus labios.
-Quizá esa sea mi idea, doctorcito-rio Bárbara rozándole los labios, Santos cerro los ojos pensando que lo besaría pero Bárbara lo tomo de la camisa nuevamente para tirarlo al agua de la poza, empapando a los pequeños que jugaban en la orilla, Bárbara no aguanto la risa de ver a Santos empapado, el abogado se levantó con el agua escurriendo
-Niños, traigan a su mamá!-grito Santos señalando a Bárbara, quien reía divertida al verlo serio, Santos corrió a ella y la cargo para hundirla con él, empapándola por completo-Te dije que no te me ibas a escapar, aunque queramos-dijo Santos riendo, Bárbara lo miro y rio levemente, Santos la tomo del rostro y la beso suavemente, ambos en la poza, como en los viejos tiempos
-Mamá!-grito Félix tratando de ir hacia ellos, pero al igual que Barbarita no se animaban a dar más de tres pasos dentro del agua, Bárbara se acercó a ellos seguida de Santos, y cargándolos los metieron al agua junto con ellos, jugando y riendo los cuatro en la poza
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Ángel iba caminando por el pueblo, con su habitual aire de despreocupación y altanería, caminaba sin rumbo fijo, no tenía prisa
-Pero que tenemos aquí!-grito Ángel al ver a Alonso afuera del restaurant donde estaba con Sofía y Fabián, ambos se miraron con desagrado-No cabe duda que este pueblo es demasiado pequeño
-Y bastante-dijo Alonso acercándose a él, odiando su sonrisa de descaro-Es una pena que se esté llenando de tanta alimaña-dijo Alonso con un gesto de desagrado, Ángel rio
-Lo mismo pienso de ti, Montiel-dijo Ángel arqueando las cejas-Por qué de santo no tienes un solo pelo, estuve averiguando de ti-dijo Ángel con una sonrisa de altanería, Alonso arqueo las cejas-Y no todos tus negocios han sido tan legales-dijo el ojiazul con satisfacción, Alonso rio
-Bueno, es que así es más divertido-dijo Alonso descaradamente-Pero tú no te quedas tan atrás, animal, cambiarte el apellido? Eso es de principiantes, dejaste huellas por todos lados, idiota-dijo Alonso negando con la cabeza, Ángel sonreía
-No quería que mi apellido interviniera en mi relación con Bárbara, tú me entiendes, no?-pregunto Ángel encogiéndose de hombros, Alonso apretó los puños-Fue lo mejor, ella se enamoró de mí y eso es todo lo que importa-dijo Ángel con fingido orgullo, Alonso sonrió levemente
-No me digas…-Alonso se acercó a él riendo, y tomándolo desprevenido le tiro un puñetazo directo en el rostro, tumbando a Ángel al piso-Eso te pasa por idiota!-grito Alonso enfurecido-No te mato solo porque sería muy obvio, pedazo de animal-grito Alonso señalándolo-No te atrevas a hacerle daño a Bárbara o a los niños, porque te juro que me voy a olvidar de que termino preso y te mato yo mismo-lo amenazo Alonso enfurecido, Ángel se levantó del piso y lo miro con odio
-Como lastimar a mi mujer, que por cierto, se muda conmigo y esos lindos niños-dijo Ángel sonriendo, limpiándose con el dorso de la mano un poco de sangre del labio, Alonso apretó los puños y torció el gesto
-Vuelves a mencionar a los niños y te juro que te saco los ojos-dijo Alonso al tomarlo de la camisa con fuerza-Si sabes quién soy sabrás que no soy de los que amenaza en vano, y no voy a dudar en hundirte-dijo Alonso furioso-No juegues con fuego por que te vas a quemar-dijo Alonso tumbándolo una vez más de un puñetazo certero, lo miro una última vez y se dirigió a alcanzar a Sofía y Fabián, dejando a Ángel con la furia contenida.
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La noche cubrió al Arauca, y una aparente calma reinaba en el llano, menos en el Miedo, donde Santos y Bárbara acababan de llegar y entraban a la casa con ambos niños dormidos en el hombro, Santos cargaba a Félix quien dormía profundamente en su pecho, al igual que Bárbara tenía a Barbarita dormida entre sus brazos
-Por fin se durmieron los terremotos-dijo Santos cansado, su ropa ya estaba seca y su cabello revuelto, pero su sonrisa destacaba en su aspecto
-Están cansados-dijo Bárbara acariciando a la niña-Vamos a acostarlos-Santos siguió a la castaña a la habitación de los mellizos, con cuidado ambos dejaron a los niños acostados en la cama, acomodándolos con tacto para no levantarlos, se veían demasiado tiernos dormidos, Santos y Bárbara salieron del cuarto y cerraron la puerta de la habitación
-Fue muy buena idea hacer una tregua-dijo Santos con las manos en los bolsillos, mirando a Bárbara con picardía-Me la pase muy bien, como antes-dijo Santos acercándose a ella, Bárbara le sostenía la mirada-Por un momento fue como si no hubiera pasado nada, si el tiempo hubiera vuelto a atrás-dijo Santos rodeándola de la cintura, Bárbara se dejaba con gusto
-Nos hacía falta estar solos-dijo Bárbara rodeando su cuello con sus brazos, Santos la beso suavemente, esa tregua no le resultaba nada mal, le estaba gustando más de lo que debía-Extrañabas mis besos-sonrió Bárbara pegada a Santos, quien sonrió pícaramente
-Un poco…bastante-confeso Santos volviendo a besarla, Bárbara intensifico el beso aun mas y lo abrazo fuerte, la castaña torció el gesto de pronto, al ver a Ángel llegar a la hacienda y mirarla con un gesto de burla, Bárbara suspiro y se separó poco a poco de Santos, quien aún no se percataba de la presencia de Ángel en la casa
-Perdóname-murmuro Bárbara al soltarse de Santos-No todo es como te parece, confía-susurro Bárbara solo para Santos, Ángel interrumpió la escena y se acercó a ellos
-Interrumpo algo, mi amor?-pregunto Ángel sonriendo, en su labio aún tenía la marca del puño de Alonso, Bárbara torció el gesto y forzó una sonrisa-Vengo por ustedes-dijo Ángel acercándose a Bárbara y tomándola fuerte de la cintura, besándola en la mejilla-Ya le dijiste?-pregunto Ángel con toda la intención de incomodar

-Aun no-dijo Bárbara con ganas de asesinar a Ángel, Santos torció el gesto
-Qué pasa?-pregunto Santos confuso, controlando los celos y la furia que sentía.
-Nada, Santos-dijo Ángel sonriendo descaradamente-Creí que Bárbara ya te había comentado que hoy se mudan ella y los niños a mi hacienda-dijo Ángel como si nada, Bárbara cerro los ojos y negó con la cabeza, Santos apretó los puños y miro a Bárbara matadoramente
-Santos…-Bárbara iba a decir algo pero Santos la interrumpió antes de que lo lograra
-Cuando pensabas decirme? Cuando estuvieras ahí?-pregunto Santos furioso-Tu no te puedes llevar a mis hijos a casa de este patán!-se quejó Santos apretando la mandíbula, Bárbara se mordió el labio inferior, maldiciéndose mentalmente por lo que iba a hacer.
-No tengo por qué pedirte permiso, tú fuiste el que se fue a vivir con Adriana, y no pretenderás que deje que esa víbora este cerca de Barbarita y de Félix-se quejó Bárbara tratando de ser contundente, Santos arqueo las cejas-No lo vas a impedir, mejor vete, y cuando se te baje la furia hablamos como adultos-dijo Bárbara señalándole la salida, Santos apretó los puños
-Esto no se queda así-dijo Santos señalándola y saliendo de la hacienda con la rabia contenida, y era cierto, él era abogado tenía como moverse, pero en la situación de Bárbara tenía que irse con pies de plomo si no quería meter a la cárcel a la madre de sus hijos, su historial no era tan limpio como para poder pelear ante juzgados sin que le llovieran los problemas
-Muy bien, nos ahorramos problemas-dijo Ángel sonriéndole a Bárbara, quien rodo los ojos
-Sigue tentando mi paciencia y te dejo colorada la otra mejilla-se quejó Bárbara caminando a su habitación, Ángel la iba a seguir pero ella se giró a mirarlo-Las maletas están ahí-dijo Bárbara señalando una esquina de la sala-Súbelas, yo voy por otras cosas-se quejó Bárbara conteniéndose, Ángel arqueo las cejas y decidió acceder
-Las subo a la camioneta y te espero afuera, muñeca-rio Ángel descaradamente, disfrutando ver a Bárbara apretar los puños para contenerse.
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Bárbara estaba en su habitación, terminando de cambiarse de ropa y arreglándose para irse a la hacienda de Ángel, se miró al espejo y se sintió satisfecha de su aspecto, por un momento se dejó caer sobre la cama y se llevó una mano al rostro, revolviendo su cabello
-Estas nerviosa-dijo la voz de Alonso apareciendo en el marco de la puerta, con un gesto de seriedad poco usual en el-Tu estas verdaderamente loca si pretendes ir a meterte a la boca del lobo-dijo Alonso cruzándose de brazos, Bárbara rodo los ojos-Que no te sabes el cuento? Caperucita lleva las de perder…-dijo Alonso mirándola severo
-Es necesario, tú lo sabes, necesito ganar tiempo, encontrar pruebas, algo-dijo Bárbara levantándose de la cama, con las manos en la cintura, Alonso sonrió
-Y si te enamoras del idiota ese?-pregunto Alonso mirándola con curiosidad-Bárbara, no juegues con fuego, vas a quemarte, y de paso complicas las cosas con Santos-dijo Alonso torciendo el gesto al mencionar a Santos, Bárbara rio
-Enamorarme de la rata esa?-rio Bárbara negando con la cabeza-Con Santos no se puede empeorar nada, y si todo sale como quiero él va a estar de mi lado, y me ayudara en todo esto, yo voy a estar bien-aseguro Bárbara firme, Alonso rodo los ojos
-Eres demasiado terca, mi diosa-se quejó Alonso-Pero está bien, me voy a mantener alejado, como si yo me tragara el cuento ese de que te enamoraste del animal que está afuera, y hagamos esto como es debido-dijo Alonso frustrado, Bárbara asintió, Alonso rodo los ojos y salió de la habitación
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En los jardines del Miedo, se encontraba Ángel, esperando que Bárbara saliera de la casa, llevaba unos cuantos minutos esperándola, comenzando a creer que no saldría, que no se atrevería a marcharse con el del Miedo, si no lo hacia el mismo tendría que entrar por ella, tenía que llevársela a vivir con él, era parte del plan
-Sigues aquí-dijo Alonso saliendo de la casa, con las manos en los bolsillos, mirando a Ángel sin mayor expresión, Ángel lo miro sin inmutarse
-Por qué debería irme?-pregunto Ángel fingiendo tranquilidad, Alonso arqueo las cejas
-Por qué Bárbara no ha salido, y estoy a un paso de emparejarte el rostro-dijo Alonso encogiéndose de hombros con inocencia

-Sé que saldrá-dijo Ángel fingiendo seguridad ante Alonso-Porque la quiero, sé que su historia con Santos la detiene, pero se le pasara, y yo la estaré esperando-aseguro Ángel firme, Alonso se limitaba a mirarlo serio
-Ángel....-Bárbara salió de la casa sin prisa, notando la presencia de Alonso, quien al igual que Ángel la miraron-Perdón por la tardanza-se excusó Bárbara, tensa al acercarse a Ángel, lo miro seria-Tenemos que hablar, tú y yo...a solas-dijo Bárbara mirando a Ángel
-Por supuesto, de que se trata?-pregunto Ángel, sintiéndose tenso al ver caer su plan
-Bárbara...-Alonso intervino, pero Bárbara negó con la cabeza
-Esto lo tengo que hacer yo-aseguro Bárbara, sin titubear un segundo, Ángel los miraba intrigado, Bárbara le devolvió la mirada, iba a decir algo, pero Alonso se adelanto

-Quiere decirte que tienen mis bendiciones-aseguro Alonso sonriendo falsamente con tono de burla, Bárbara lo miro conteniendo una sonrisa, Ángel torció el gesto-Si ella decidió estar contigo, estoy feliz por ella, pero tendrás que cuidarla, porque te las veras conmigo-sonrió Alonso fingiendo, Bárbara lo miro y arqueo una ceja, entendiendo sus intenciones
-Tengo que ir por los niños-dijo Bárbara tratando de evitar más cruce de palabras entre ellos, Ángel asintió y la acompaño, Alonso los vio entrar a la casa y rodo los ojos
-Pedazo de idiota-se quejó Alonso mentalmente, maldiciéndolo mil veces, se fue del Miedo.
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Santos monto su caballo hasta salir del Miedo, pero no se fue de inmediato, estaba mirando fijamente la hacienda desde lejos, sus ojos estaban inundados de lágrimas de rabia, de impotencia, de celos y tristeza…Tenia un nudo en la garganta y estaba luchando por no llorar, no conseguía descifrar a Bárbara, por unos momentos le parecía una mujer y de un momento a otro le parecía otra…
-Qué demonios pasa contigo, que me estas ocultando-se dijo Santos mentalmente, justo cuando vio la silueta de Bárbara salir de la hacienda con su hijo en brazos, seguida de Ángel con la niña, los observo subirse a la camioneta-Porque de repente siento que te puedo perdonar todo, porque tengo esta maldita necesidad de perdonarte siempre-se quejó Santos apretando los puños al observar la camioneta salir del Miedo, una lagrima traicionera corrió por su mejilla
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Bárbara y los mellizos llegaron a la hacienda de Ángel, quien ayudo a la castaña con la niña, quien dormía profundamente sobre el pecho del ojiazul, mientras Félix era cargado por Bárbara, los peones se encargaron de bajar las maletas de la camioneta y Ángel los guio a las habitaciones
-Nunca he tenido que vivir con niños, pero algo es algo-dijo Ángel tenso, dejando a Bárbara pasar a una habitación acondicionada especialmente para los mellizos, Bárbara entro y la miro, era amplia y cómoda, Barbarita y Félix estarían bastante cómodos, había algunos juguetes en la recamara 
-Esta perfecta, esperemos que sea por poco tiempo-ironizo Bárbara dejando a Félix sobre la cama, acariciándolo para que no despertara, Ángel hizo lo mismo con Barbarita y la acomodo con cuidado, bajo la mirada de Bárbara
-Segura que no te los cambiaron en el hospital?-pregunto Ángel señalando a ambos niños, Bárbara arqueo las cejas-Son demasiado tranquilos a comparación de ti, hasta parecen angelitos dormidos-se burló Ángel con una sonrisa traviesa, Bárbara rodo los ojos
-Que imbécil-se quejó Bárbara saliendo de la habitación, seguida de Ángel, quien le señalo la que sería su habitación, Bárbara lo dejo en la sala y se encamino al cuarto.
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Bárbara estaba entrando a la que sería su recamara en esa hacienda, al lado estaba la de Ángel, el tener que vivir con ese hombre bajo el mismo techo le resultaba confuso, lo odiaba por un lado, pero debía admitir que tenía cierto atractivo para ella, algo que la invitaba a jugar con él y darse el placer de la victoria, quizá en eso Doña Bárbara no cambiaba, Bárbara se dio vuelta para cerrar la puerta, pero su mirada se topó con otra mirada, unos ojos intensamente azules que la miraban fijamente
-Que estás haciendo aquí?-pregunto Bárbara a Ángel-Te dije claramente que no podrías pisar mi habitación-sentencio Bárbara duramente, altanera, Ángel la miraba serio, difícil de describir
-Quería decirte que estando aquí, la tregua se acaba, dentro de esta casa, no tenemos por qué fingir-dijo Ángel con seriedad, altaneramente, retando a la castaña, en un desafío de miradas
-Me parece bien, pretender que somos algo que jamás pasara era agotador, me resulta terrible tener que fingir-dijo Bárbara sin inmutarse, mirándolo desafiante, Ángel asintio
 -Ser civilizados no está en nuestra esencia, aunque fingir que lo somos nos sale muy bien-dijo Ángel con una mirada destellante de maldad, reflejo de Bárbara, quien arqueo una ceja-Aun no entiendo por qué tantos hombres han caído a tus pies, como viles imbéciles, deslumbrados con tu hermosura-decía Ángel rodeando a la castaña, mirándola con descaro, de arriba a abajo, con las manos en sus bolsillos, Bárbara se limitaba a escucharlo sin demostrar algún gesto, Ángel se acercó por detrás, murmurando en su oído-Si supieran que eres de lo peor
-Tú no estás tan atrás, eres una rata-dijo Bárbara mirándolo, Ángel se encontraba frente a ella ahora, mirándola con algo de cinismo puro-Una vil y arrastrada rata...-dijo Bárbara duramente, mirándolo con desprecio-No sé cómo creen en tu carita de inocencia
-De la misma forma que tú los engañas, con esos ojos que saben disimular, y ese rostro que oculta toda la maldad que puede ocultarse detrás-dijo Ángel dando un paso hacia ella, serio, firme y seguro-No los entiendo, yo jamás podría fijarme en ti, quererte a tal grado de esos imbéciles-dijo Ángel negando con la cabeza, despectivo
-En eso te daré la razón, yo jamás me fijaría en un miserable, poco hombre como tú, eres un hombre tan despreciable, que te mereces todo mi odio, que bien que te lo has ganado-dijo Bárbara con toda la seguridad que tenía, Ángel tenso el gesto, mirándola fijamente
-Claramente Santos no pensaba igual-dijo Ángel sacando de su bolsillo un papel, Bárbara arqueo una ceja y observo a Ángel leerlo con una sonrisa de diversión-Me pregunto qué le hiciste para que se atreviera a firmar esto-dijo Ángel dejándole ver que se trataba de un acta de matrimonio, Bárbara arqueo las cejas-No, no revise tus cosas, tengo ciertas amistades que me dieron información antes de venir al Arauca, y desde que leí esto-Ángel torció el gesto y miro a la castaña-Sabia que lograría romper ese matrimonio y todo lo que tienes tan fácil como romper este pedazo de papel-rio Ángel descaradamente, Bárbara apretó los puños
-Te odio-dijo Ángel acercándose a ella, pasos seguros y firmes, sin titubeos, era una lucha, una guerra declarada entre ambos, miradas penetrantes-Nunca he odiado tanto a alguien, como a ti-dijo Ángel mirándola a los ojos, Bárbara no se inmuto
-Te odio, te odio por ser todo lo que eres, no dudes que si pudiera saldría de aquí y te mandaría derecho al infierno-dijo Bárbara mirándolo altanera, con gesto de altivez, desafiándolo, Ángel se encontraba a un paso de ella, mirándola con seriedad y dureza, de igual manera que ella, en sus manos llevaba el acta de matrimonio de Bárbara y Santos, Ángel la rompió sin mayor expresión, Bárbara se limitó a mirarlo, Ángel tiro los pedazos al suelo, y miro a Bárbara, quien pensó cualquier cosa menos lo que sucedió
Ángel alzo una mano y con firmeza tomo del cabello a Bárbara, fuerte, Bárbara se extrañó y lo miro sorprendida, Bárbara le doblo la cara de una bofetada, pero de la misma forma Ángel la atrajo a él con fuerza, besando sus labios con fiereza, desesperación, pasión contenida, y deseos reprimidos, Ángel beso sus labios, mordió su labio inferior, Bárbara correspondió y lo rodeo del cuello con sus brazos, mordiéndole el labio haciéndolo sangrar levemente, era una guerra, una guerra en la que ninguno perdería, se besaron sin pausa, con pasión desbordante, Ángel le abrió la blusa de un tirón, haciendo saltar sus botones, Bárbara hizo lo mismo con él, desgarrando su camisa, y clavando sus uñas en su espalda, arañándolo, sin importarle hacerle daño, Ángel la tomo del cabello, y la hizo alzar, Bárbara enredo sus piernas en el torso de Ángel, quien cargándola la llevo a la cama, tumbándola sin consideración y besando su piel....
Bárbara correspondía, intensa, pasional, desbordante, dos fieras luchando por someter a la otra, ninguno dándose permiso a tener consideración ante el otro, sus besos eran fieros, pasionales, intensos, caricias que estremecían y una a una sus prendas salieron volando, aterrizando en el suelo de esa habitación, pasando al olvido….